Ten presente que en nuestro país se producen de media más de 900 millones de kilogramos de ropa usada. En concreto, cada español compra unas 34 prendas al año y desecha unos 10 a 14 kilos anuales, según podemos leer en esta noticia de ABC. Y, lo que es peor, la mayoría de ellas únicamente llegan a ponerse un par de veces o su calidad es tan ínfima que no tardan en estropearse.
Así, es muy probable que en casa tengas montones de ropa que por diversas circunstancias has dejado de ponerte. En este caso, ¿qué hacemos con ella? Pues si la ropa se encuentra en buen estado e incluso prácticamente nueva, como suele ocurrir con las prendas de los más pequeños de la casa, puedes optar por su venta no solo en plataformas como Wallapop, sino también en tiendas online muy perfeccionadas como Micolet o Percentil. En el caso de estos últimos, solo tienes que registrarte, solicitar que te manden una bolsa y, una vez que te llegue, podrás llenarla con esa ropa que ya no uses. Te sorprenderás de lo bien que funcionan.
Si eres madre, también puedes organizar intercambio de ropa. Sin duda, con imaginación se puede reducir mucho nuestro consumo en este sentido.
En cambio, es cierto que hay ropa que se encuentra en mal estado con manchas, pequeños rotos o pasada de moda. Si es así, puedes informarte de campañas de reciclaje de ropa que emprenden grandes marcas de moda como H&M o ZARA y, por supuesto, donarla a organizaciones como Cáritas que recientemente han lanzado su proyecto Moda Re o la Fundación Madrina que se encarga de recoger ropa para madres desfavorecidas, entre otras.
Hay veces que, con ciertos cambios, cualquier pieza de ropa puede transformarse en otro objeto de indudable valor: cojines, bolsos, una prenda modernizada tras introducir unos cambios… Incluso puedes crear piezas únicas para regalar con ocasión de la Navidad.
Lo cierto es que con imaginación y ganas puedes conseguir auténticas virguerías en casa. En concreto, puedes reservarlos para manualidades como forrar cajas, rellenar cojines, confeccionar un sacudidor, realizar marcos de fotos y, cómo no, el reciclaje por excelencia: transformarlos en un práctico trapo con el que limpiar cada rincón de tu casa.
En suma, tenemos que ser más conscientes de la ropa que compramos y moderar nuestro gasto pues fomentamos un consumo que tiene un gran impacto medioambiental por la ingente cantidad de recursos que se gastan para su producción. Por lo tanto, procura comprar menos y, cuando lo hagas, apuesta por la calidad. Por supuesto, no olvides seguir nuestros consejos a la hora de reciclar las prendas que ya no usas, pero que merecen una segunda vida. Sin duda, Navidad es el momento más apropiado para ser conscientes de todo ello.
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