Sin duda, una de las primeras preguntas que deberíamos formularnos es acerca de si esta clase de contaminación debería preocuparnos y si realmente su influencia es perjudicial. Diversos organismos y expertos consideran que sí, que debería ser motivo de cierto desasosiego, pero lo cierto es que no existe consenso.
“Somos cada vez más conscientes de la influencia del entorno en que vivimos sobre nuestra vida, y nos preocupan factores medioambientales, como la calidad del aire. Pero existen otros que no consideramos habitualmente, como la contaminación electromagnética, factor de riesgo invisible que incide en las personas silenciosamente y, lo que es peor, siendo capaz de dejar huellas patentes en nuestra salud en forma de trastornos y enfermedades —muchas veces crónicas—”, aseguran en la Fundación Vivo Sano, una autoridad en esta materia.
De todos modos, no existe una evidencia concluyente acerca de sus posibles repercusiones en la salud. Al respecto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que los numerosos estudios realizados no han podido demostrar, por ejemplo, la incidencia de los campos electromagnéticos en un aumento del riesgo de cáncer.
No podemos pasar por alto que hay mucha información que desconocemos. Por eso la OMS, uno de los máximos garantes de la salud mundial, creó en 1996 el Proyecto Internacional CEM, cuyo propósito es investigar y evaluar las diversas pruebas científicas obtenidas acerca de los posibles efectos sobre la salud de los campos electromagnéticos.
A espera de los resultados de este organismo, no está de más aplicar el principio de precaución en la medida de nuestras posibilidades, pues es cierto que los campos electromagnéticos lo abarcan prácticamente todo.
Colocar el punto de acceso WiFi alejado de los lugares más concurridos de la casa como el salón o los dormitorios. También podemos conectarlo solo cuando vayamos a usarlo.
Siempre que sea posible, debemos colocar los electrodomésticos contra paredes que den al exterior. De esta manera, la radiación emanará hacia fuera y evitaremos que la contaminación se quede retenida en las estancias interiores.
En casa, evitar el teléfono inalámbrico. Mejor uno con cable.
Debemos apagar por completo los aparatos después de usarlos. Es decir, evitar el famoso stand by de la tele y del ordenador de sobremesa que, en ocasiones, puede permanecer encendido durante horas con la pantalla en reposo. Además, con estas medidas, lograremos ahorrar en nuestra factura.
Las orgonitas y los cactus tienen fama de absorber la radiación electromagnética. No se ha podido comprobar su eficacia. Pero no supone un gran esfuerzo colocar una de estas bonitas piedras o plantas al lado del ordenador pues, además, nos alegrará la vista.
Esperamos que lo expuesto en este artículo te haya servido para entender un poco más en qué consiste la contaminación electromagnética. Lo cierto es que es un tema complejo en el que, como decíamos, la propia OMS ha volcado parte de sus esfuerzos para averiguar si existen motivos de la alarma. Mientras tanto, ¡recuerda seguir nuestros consejos!
Sabemos que el tema puede ser sumamente interesante, así que te animamos a informarte más en la web de la OMS.
O cuéntanos lo que necesitas y nos pondremos en contacto contigo lo antes posible