Actualmente las renovables copan las noticias y el interés de los consumidores, mientras que las energías fósiles cada vez pierden más presencia. Aunque nuestra dependencia de las energías no renovables o fósiles es todavía notable. Tanto es así que en España contamos por primera vez con un ministerio específico, el llamado Ministerio de Transición Ecológica, cuyo propósito es ayudarnos a realizar un cambio gradual de las energías fósiles a las renovables.
Lo cierto es que la explicación de las características de las energías no renovables es una materia típica de los libros de Primaria. Al respecto, en el portal Ecología Verde nos explican que esta clase de energías son aquellas que se encuentran de forma limitada en el planeta y cuya velocidad de consumo es mayor que la de su regeneración.
Pero ¿cuáles son las fuentes de energía no renovable? En concreto, nos citan los combustibles fósiles, como el carbón, el petróleo y el gas natural, además de la energía nuclear (fisión y fusión nuclear).
Una de las fuentes de energía no renovable es el carbón. Según nos explican en la misma fuente citada con anterioridad, este material se forma por la descomposición de vegetales terrestres —como hojas, maderas o cortezas, esporas— que se van acumulando en zonas pantanosas de escasa profundidad. El carbón tiene infinidad de aplicaciones, como la industria siderúrgica, el cemento y, como no, la generación de energía eléctrica. De hecho, en España, según podemos leer en un artículo de El diario, existen un total de quince centrales térmicas de carbón cuya clausura parece inminente en los próximos años. Lo cierto es que organizaciones como Ecologistas en Acción han solicitado su cierre ya que las consideran enormes “fábricas de cambio climático”.
Otra de las fuentes de energía no renovable es el petróleo. Esto es, materia orgánica depositada en grandes cantidades en fondos marinos o lagos que fueron enterrados hace miles de años bajo pesadas capas de sedimentos hasta transformarse en petróleo. Su combustión también produce el polémico CO2.
El gas natural es otro ejemplo de energía no renovable. En concreto, nos referimos a una mezcla de gases que se encuentra generalmente acompañando los yacimientos de petróleo o carbón. Una de las ventajas de la energía no renovable que nos proporciona el gas natural es que se trata del combustible fósil “más limpio”, ya que genera menos emisiones que las del petróleo o el carbón.
Por último, cabe hablar de la energía nuclear que es la que se obtiene del aprovechamiento de las reacciones nucleares espontáneas o provocadas por el hombre. El principal inconveniente es que cualquier accidente en su funcionamiento podría poner en grave peligro la vida humana.
En definitiva, las energías no renovables perjudican el medio ambiente pues emiten grandes cantidades de CO2 que están fomentando el cambio climático. Por lo tanto, existe la intención de ir sustituyéndolas por otras de origen renovable, pues son más limpias. Además, las no renovables —como su propio nombre indica— son de carácter limitado y las otras no.
En Aelca nos preocupamos por el medio ambiente, y esto se ve reflejado en el trabajo constante que realizamos para seguir mejorando e incorporar en todas nuestras promociones fuentes de energías respetuosas con el medio ambiente, como energía solar o proyectos con certificado energético de viviendas tipo A.
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