Adiós verano: cómo mantener una segunda vivienda


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Se acabó el verano y, si lo has pasado en tu segunda residencia, puede que haya llegado la hora de cerrar sus puertas hasta el próximo descanso. ¿Seguirá en buen estado cuando vuelvas?.
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Para que tu residencia vacacional te espere en perfectas condiciones hasta la próxima, hay algunos detalles sobre cómo mantener una segunda vivienda que debes tener en cuenta.

Consejos de mantenimiento de tu segunda vivienda

Ha llegado el momento de abandonar tu residencia de vacaciones y te preocupa que, al cerrarla y dejarla vacía, aparezcan humedades, entren insectos o se produzcan otros daños. Y es que es bien sabido que las casas cerradas tienden a estropearse con mucha facilidad.

 

Queremos ayudarte a mantenerla en buen estado, para que el próximo año puedas disfrutar de tus vacaciones sin preocuparte demasiado por el acondicionamiento. Toma nota de estos 6 consejos.

Cierra las llaves del agua y del gas

Algo que ocurre con relativa frecuencia en las casas que se cierran durante el invierno son las fugas de agua o de gas. ¿Cómo puedes evitar daños como la inundación de la casa o fugas de gas mientras no estás? Cerrando las llaves de paso. 

 

Ojo: aunque te sientas tentado a hacerlo también, no desconectes la corriente eléctrica de toda la vivienda. Si tienes segmentada la instalación, puedes desconectar la electricidad de zonas que no vas a utilizar, como por ejemplo la cocina. También puedes desenchufar todos los aparatos que no se vayan a utilizar durante tu ausencia.

 

Pero tener electricidad hará que los sistemas de seguridad sigan funcionando. Y si alguien toca el timbre, funcionará, algo muy importante para evitar dar pistas de que la casa está vacía. 

Antes de salir, haz una buena limpieza

Aunque no la vas a disfrutar porque te vas, es importante que lo último que hagas en la casa sea una limpieza a fondo. Deja todas las estancias recogidas y completamente limpias.

 

Así, será mucho más agradable entrar a la casa cuando vuelvas la próxima vez. En este punto, presta especial atención a las zonas más conflictivas, como la cocina o el baño.

Saca toda la comida de la casa

Es muy cómodo llegar a la casa de vacaciones y que la comida te esté esperando, pero no es tan maravilloso cuando te esperan insectos que han sido atraídos por la comida en mal estado.

 

Por eso, lo mejor es sacar de la casa cualquier resquicio de comida que no esté debidamente envasada y sellada.

Cierra el paso a los insectos

Especialmente si la vivienda se encuentra en una zona rural, es importante que limites por todos los medios posibles la entrada de insectos y animales rastreros a la casa. Puedes hacerlo teniendo en cuenta estos consejos:

 

  • Pon el tapón a todos los desagües de la vivienda y tapa los rebosaderos de los lavabos y fregaderos, para evitar que los insectos entren a la casa a través de las tuberías secas.
  • Coloca trampas para que, si algún animal indeseado entra en la casa, no tenga oportunidad de reproducirse.
  • Asegúrate de que no haya espacios de entrada en las puertas y las ventanas.

Revisa muy bien y llévate las llaves contigo

Piensa en la ventilación

Para finalizar, es importante que, antes de salir por la puerta, hagas un último repaso del estado de la casa. ¿Has cerrado todos los grifos? ¿Has apagado el gas? ¿Ha quedado comida en la nevera? Una revisión final es fundamental para que no se te escape nada.

 

Además, recuerda llevarte las llaves contigo. Dejarlas por fuera en algún sitio “escondido” no es una buena idea en los tiempos que corren.

 

Adicionalmente, te recomendamos contratar un sistema de seguridad con videovigilancia y alarma, para evitar que extraños entren en tu casa, ya sea para robar tus pertenencias o para entrar a vivir.

 

Siguiendo estos consejos, estamos seguros de que disfrutarás al máximo de tu segunda vivienda en las próximas vacaciones.

Si te vas y dejas tu casa cerrada a cal y canto durante todo el invierno, la aparición de humedades puede impedir que disfrutes de tus próximas vacaciones. Por eso, siempre que sea posible, deja que se ventile la casa.

 

Si tienes rejillas de ventilación, genial. Si no las tienes, quizás puedas pedirle a alguien de mucha confianza que te haga el favor de entrar de vez en cuando para ventilar, o ir tú mismo.

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