Saber cuál es la temperatura ideal para una casa es una cuestión que despierta gran interés no sólo por razones de sostenibilidad, sino también porque tiene repercusiones en nuestro propio bienestar
La cuestión parece resolverla muy bien el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) en la Guía práctica sobre instalaciones individuales de calefacción y agua caliente sanitaria (ACS) en edificios de viviendas donde asegura que la temperatura de confort en invierno debe situarse entre los 20º C y 21º C. Sin embargo, la temperatura ideal para dormir varía, pues lo aconsejable es que se descienda hasta los 17º C y 18º C, según este mismo organismo. En cualquier caso, si es posible regular la temperatura por habitaciones, una de las estancias donde no será necesario tanto calor es la cocina. En dicha estancia solemos permanecer en constante movimiento mientras cocinamos. También los fogones y el horno encendidos incrementan la temperatura. Tampoco hay que caldear en exceso los pasillos pues son de paso.
Sin embargo, es cierto que no todos presentamos la misma sensibilidad al frío pues algunas personas lo padecen con mayor intensidad. Así, factores como la grasa corporal, el género y —evidentemente— la ropa que llevemos, afectan a nuestra sensación de confort térmico. Lo cierto es que el tema a veces es entre los integrantes de una misma familia, pues es común que uno se queje de frío mientras que el otro no considere necesario encender la calefacción. A veces la discusión se suele zanjar echando mano de una chaqueta sin más. Y durante los meses de verano, ¿cuál es la temperatura ideal para una casa en plena canícula? Al respecto, también existe cierto consenso entre los expertos del IDAE que recomiendan bajar el termostato hasta los 25 y los 26 grados. De esta manera, poco a poco iremos recuperando el confort. Resulta poco recomendable que bajemos la temperatura hasta los 20º C o 22º C (aunque muchos se verán tentados).
Otro aspecto es la humedad ideal en casa, ya que también puede repercutir en nuestra salud. Debemos tener presente que si la humedad es excesiva se condensa en forma de agua y puede contribuir a la formación de mohos y la proliferación de bacterias y virus. Es lo que se llama una casa enferma. También puede estropear el mobiliario, la pintura e incluso los propios tabiques de la vivienda. Sin embargo, tampoco es bueno un defecto de humedad, pues si resulta muy baja afecta a las mucosas y a la garganta. En este sentido, el Reglamento de Instalaciones Térmicas de los Edificios (RITE) aconseja mantener en casa una franja comprendida entre el 40 % y el 60 % de humedad relativa. Una manera de evitar que las calefacciones sequen el ambiente es colocar plantas, pues estas pueden elevarla gracias a la transpiración. Otros trucos para conseguir la humedad ideal es situar recipientes con agua cerca de los radiadores. Por supuesto, un vaporizador siempre es un recurso socorrido para conseguir una óptima humedad ambiental en casa. Estamos seguros de que si sigues estas pautas mejorarás el confort de tu hogar e incluso la salud de los tuyos y eso sin perder de vista el ahorro y la eficiencia energética. La temperatura diurna ideal en el hogar varía con respecto a la nocturna durante los meses de invierno; así, durante el día, los 20 y 21 grados son perfectos, pero durante la noche conviene bajarla para asegurar un correcto descanso. Recuerda que escoger una correcta temperatura es vital para nuestro bolsillo, pero también para el planeta, pues reducimos las emisiones de carbono.
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