En este artículo abordaremos cómo comprar un piso sin ahorros, qué exige el banco, qué opciones tienes y cómo prepararte para lograrlo. Si estás pensando en comprar una vivienda y no sabes por dónde empezar, aquí tienes una guía completa.
La idea de comprar un piso sin ahorros parece, a menudo, una contradicción. Tradicionalmente se ha considerado imprescindible contar con un capital inicial para acceder a una vivienda en propiedad. Sin embargo, los cambios en el mercado, las ayudas públicas y la aparición de hipotecas más flexibles abren nuevas oportunidades para quienes no pueden permitirse ese primer desembolso.
En los últimos años, el acceso al crédito hipotecario ha estado marcado por una política conservadora. Los bancos financian, por norma general, un 80% del valor de tasación de la vivienda. Pero ante la presión social y la necesidad de facilitar el acceso a la vivienda a jóvenes y familias, algunos bancos están ofreciendo hipotecas del 90% o incluso hipotecas con 100% de financiación.
Además, hay medidas gubernamentales como los avales ICO para menores de 35 años o ayudas autonómicas que permiten a determinados colectivos acceder a la compra sin contar con ahorros previos.
Los principales beneficiarios de estas opciones son personas solventes que no disponen de capital previo. Se trata en su mayoría de jóvenes con ingresos estables, trabajadores con buena capacidad de pago pero sin historial de ahorro, o familias que han estado pagando alquiler durante años y desean dar el paso a la propiedad.
Comprar una vivienda implica más que conseguir una hipoteca. Además del importe financiado por el banco, existen costes adicionales y requisitos previos que todo comprador debe conocer para evitar imprevistos o rechazos bancarios.
Lo habitual en España es que los bancos cubran hasta el 80% del precio de tasación de la vivienda. El resto debe aportarlo el comprador como entrada. Esto supone de media un 20% adicional del precio total. Por ejemplo, para una casa de 200.000 euros, eso son 40.000 euros que deberías tener ahorrados, sin contar los gastos.
Además de la entrada, hay una serie de gastos asociados a la compra de vivienda que pueden suponer un 10%-12% adicional del precio. Estos incluyen:
Por tanto, el esfuerzo económico inicial suele rondar el 30% del valor de la vivienda.
Cuando hablamos de comprar sin ahorros, nos referimos a financiar el 100% de la vivienda sin disponer de ese 20%-30% inicial. Esto requiere soluciones alternativas: hipotecas con mayor cobertura, ayudas familiares, avalistas o fórmulas de financiación complementaria.
El préstamo hipotecario estándar cubre solo una parte del precio. Lo habitual es que se financie el 80% y el comprador deba aportar el resto. Comprar sin ahorros implica que ese 20% restante —y los gastos— también deben financiarse, ya sea con otro préstamo o apoyo externo.
Cuanto mayor sea el porcentaje financiado, mayores serán las exigencias del banco.
Si no tienes ahorros, todavía puedes acceder a la propiedad con las estrategias y productos adecuados. Veamos las principales alternativas existentes en el mercado español.
Las hipotecas con financiación total permiten cubrir el 100% del precio del inmueble. Aunque no todos los bancos las ofrecen, existen casos en los que sí es posible conseguirlas, especialmente si se cumplen ciertas condiciones.
Estas hipotecas están dirigidas a:
Otra opción es complementar la hipoteca bancaria con financiación externa. Puede ser mediante un préstamo personal, un crédito familiar o una ayuda económica de los padres.
Esta vía permite reunir el capital necesario para la entrada, aunque conlleva asumir dos deudas al mismo tiempo.
Comprar un piso propiedad de un banco puede facilitar el acceso a la financiación completa. Estas entidades tienen interés en vender sus activos y, por tanto, ofrecen condiciones preferentes:
En ocasiones, también promotoras privadas ofrecen financiación directa al comprador o facilidades de pago durante la construcción.
Además de elegir bien el producto hipotecario, hay formas de aumentar las posibilidades de éxito si no tienes ahorros. A continuación, te explicamos tres estrategias comunes que pueden marcar la diferencia al negociar con el banco.
Un avalista es una persona que garantiza el pago de la deuda en caso de impago. Es una de las formas más efectivas de dar seguridad al banco cuando el comprador no dispone de capital previo.
Lo habitual es que los padres actúen como avalistas. Eso sí, deben tener ingresos estables y no estar muy endeudados.
Compartir la hipoteca con otra persona (pareja, familiar o amigo) es una estrategia común. Aporta más solvencia a ojos del banco, ya que se suman los ingresos de ambos titulares y se reparte el riesgo.
Las promotoras pueden ofrecer planes de pago flexibles durante la construcción. Esto permite ir abonando el 20% que no cubre el banco mientras se edifica la vivienda.
Pedir hipoteca sin ahorros es posible, pero implica cumplir con ciertas condiciones y demostrar solvencia. A continuación, te ofrecemos algunos consejos clave para aumentar tus posibilidades de conseguirla.
Un buen perfil financiero es esencial para obtener financiación completa. Para ello:
No todas las hipotecas son iguales. Antes de decidirte, compara condiciones:
Además de las hipotecas convencionales, existen fórmulas alternativas para comprar sin ahorro previo. Estas opciones pueden ser especialmente útiles si no cumples los requisitos bancarios tradicionales.
¿Cuánto dinero se necesita tener ahorrado para comprar un piso?
Para una compra estándar, se necesita entre el 25% y el 30% del valor del inmueble, sumando la entrada (20%) y los gastos (entre un 5% y un 10%). Para un piso de 180.000 €, esto serían entre 45.000 € y 54.000 €.
¿Se puede conseguir una hipoteca sin ahorros previos?
Sí. Es posible conseguir una hipoteca sin ahorros si se cumplen requisitos de solvencia, si se aporta un aval, si se compra una vivienda del banco o si se recurre a ayudas públicas como el aval ICO.
¿Puedo usar a mis padres como avalistas?
Sí, es una opción habitual. Los padres pueden actuar como avalistas o incluso aportar un inmueble como garantía.Eso sí, deben tener ingresos estables y no estar sobreendeudados. También conviene valorar el impacto que puede tener en su situación financiera futura.
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