En primer lugar, debemos explicar exactamente en qué consiste una fachada ventilada. Así, la podemos definir como una construcción de cerramiento exterior compuesta por una hoja interna, una capa de aislamiento y una hoja externa no sellada.
Su cometido es crear un logra un buen aislamiento acústico y térmico. Esto último implicará un mayor ahorro energético en el edificio.
Además, se logra alargar la vida de la fachada y mantenerla en un óptimo estado durante más tiempo.
Esta cuestión dependerá del tipo de material usado, las texturas, los sistemas de instalación, las zonas dentro de una misma fachada, entre otros aspectos.
Vamos a centrarnos en todas ellas en los siguientes apartados.
En función del material con el que estén fabricadas podemos hablar de todas estas clases:
Fachadas de madera: Es la opción más ecológica.
Fachadas de cristal: Aporta luz al interior y ofrece un diseño vanguardista.
Fachadas de piedra: Hablamos de mármol, pizarra o granito, entre otros.
Fachadas cerámicas: Un material incombustible que impide que se queden adheridas partículas de polvo ambiental o grasas. Todo ello supone un mantenimiento casi nulo.
Fachadas de metal: Se emplea con profusión en colegios y en residencias ya que resiste muy bien el excesivo calor en verano, así como la crudeza del invierno.
Fachadas de hormigón prefabricado: No es poroso, no absorbe agua y no se puede grafitear.
Anclaje de fijación mecánica
Anclaje de fijación sobre guías
Anclaje de fijación sobre estructura de aluminio
Anclaje de fijación química
Acabado liso
Acabados con textura: Se crean relieves y salientes.
Colores esmaltados: Un esmalte que se aplica antes de la cocción con opciones como el mate, brillos, etc.
Inkject: Una tecnología de impresión digital que puede crear imitaciones de piedra, madera...
Colores masa o natural: Toda la pieza ofrece el mismo color.
Cada vez se valoran y se aprecian más por los indudables beneficios que aporta a la construcción. De esta manera, podemos citar los siguientes:
Protege de la humedad y la condensación.
Apenas precisa de mantenimiento.
Aumenta el valor del edificio.
Alarga la vida de la fachada.
Y, por supuesto, el excelente aislamiento acústico y térmico que habíamos mencionado al inicio.
En suma, las fachadas ventiladas nos convencen porque suponen una manera más eficiente y sostenible de construir. Entendemos que puede interesarte mucho el tema y que incluso quieras ahondar un poco más en todo ello. En ese caso, te invitamos a que leas este artículo publicado por la marca Tempio. Por supuesto, hay más información especializada disponible en la web.
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