Tipos de hormigón

Pero ¿qué es el hormigón? Según destacan en un artículo de Hogarmanía, se trata de un material de construcción formado por una mezcla de cemento, arena, agua y grava o piedra machacada. También se le suele añadir algún tipo de aditivo para mejorar sus características.

Quizá no conocías su definición exacta, pero seguro que sabes cómo es, pues —según detallan en la web del Instituto Español del Cemento y sus Aplicaciones (IECA)— el 70 % de la población del mundo vive en edificaciones con estructuras de hormigón. Pero el hormigón también ha hecho que sean posibles infraestructuras de transporte tan cruciales como puertos o aeropuertos, así como otras necesarias para la gestión del agua o la electricidad que han permitido nuestro desarrollo.

Lo cierto es que el hormigón es un material de larguísimo recorrido, pues podemos incluso hablar de su utilización en las famosas pirámides de Egipto. En este sentido, desde el IECA explican que una de las pirámides de Gizeh fue levantada con un mortero similar al hormigón actual. Sin ir más lejos, podemos citar infinidad de monumentos, como el Coliseo de Roma, en cuya construcción se empleó el hormigón o una mezcla similar a la actual.

Aunque no es nuestro propósito hablar sobre todos los tipos de hormigón existentes, sí que mencionaremos los más utilizados. En Umacom, un portal dedicado a la maquinaria del hormigón, nos hablan de los siguientes:

• Ordinario: Es el resultado de la mezcla entre cemento Portland, agua y elementos áridos de varios tamaños que sean superiores o inferiores a 5 mm, más grava y arena.
• En masa: En esta clase no se emplean estructuras internas de acero. Se emplea mucho para realizar elementos estructurales como cimentaciones.
• Armado: Es el más habitual por contener estructuras de acero en su interior que han sido debidamente dispuestas. Especialmente usado para resistir cargas de tracción y compresión. Las características de este hormigón lo hacen muy adecuado para las grandes construcciones como, por ejemplo, las paredes curvas de los túneles de trenes o metros y en puentes de gran longitud, entre otros.
• Pretensado: En su interior encontramos una armadura de acero que está diseñada para ser tensionada en función de la tracción que se ejerza después de su vertido.

• Postensado: Muy semejante al anterior. En este caso la armadura de acero se tensa después de que el cemento haya fraguado y endurecido. Así, por ejemplo, según explican en la empresa especializada Prensoland, se emplean vigas pretensadas de hormigón para el cerramiento de techos en espacios muy amplios, tales como naves industriales o parkings.
• Autocompactante: Se compacta por sí solo gracias a una dosificación de aditivos superplastificantes que facilitan que se compacte por su propio peso. En un principio, tal y como podemos leer en un documento de la Federación Europea de Sistemas Específicos de Hormigón y productos químicos especializados para la construcción (EFNARC), este tipo de hormigón se diseñó para compensar una creciente escasez de personal especializado, pero ha demostrado ser beneficioso económicamente pues permite una construcción más rápida y un menor empleo de mano de obra.
• Ciclópeo: En su interior se concentran piedras que superan los 30 centímetros, pero hoy en día se considera en desuso.

Entre las propiedades del hormigón más destacadas están su resistencia a las altas temperaturas y a las sustancias químicas y, por supuesto, su versatilidad. Debido a estas características su uso se ha generalizado en todo tipo de construcciones. De hecho, el 70 % de la población mundial reside en edificios levantados con estructuras de hormigón.